jueves, 30 de agosto de 2007

Archivo: "Futura red de tranvías?"

Este es un post (ligeramente editado y refundido) que originalmente puse en Sevilla21:




Después del (enésimo) post coñazo que he puesto respecto al tema del tranvía por O'Donnell, me he puesto a plantearme qué es lo que se pretende con el tranvía en esta ciudad.

Claramente, tal cual se lo plantea ahora mismo, el tranvía es únicamente un instrumento para acercar el Metro (y, en general, el transporte público) al centro histórico. Teniendo en cuenta que, por avatares diversos, la penetración del Metro en el centro de Sevilla es muy escasa, esta es una labor muy importante. Sin embargo, yo creo que el tranvía puede jugar un papel mucho más prominente en el transporte de esta ciudad de aquí a un periodo de tiempo relativamente corto.

Antes de que nadie me salga con esto, conste que yo parto de la base de que las líneas de Metro proyectadas se van a hacer y a ampliar un poco (cruce de líneas 1-2, extensiones al Aljarafe, etc), de modo que nada de lo que voy a poner significa "quitamos Metro y ponemos tranvía". Y que, en superficie o soterradas, las cuatro líneas de Metro deben dar un servicio digno de tal nombre, es decir, con una frecuencia de 3 minutos o así como mínimo en hora punta, con alta capacidad y con escasas o nulas interferencias del tráfico. Similarmente, la idea también necesita de una red de Cercanías bien desarrollada, en la que las frecuencias estén alrededor de los diez minutos o así y con las ampliaciones que se están planteando ahora mismo.

¿Y de qué se trata todo esto? Pues la idea es, fundamentalmente, convertir al tranvía en un elemento clave de la intermodalidad, acercando Metro y Cercanías a gran parte de la población (en plan "metros de barrio") y facilitando las relaciones entre estos medios de transporte. El objetivo es diseñar una red de tranvías que sirva de complemento al Metro y a las Cercanías. Esencialmente, se trata de que en los barrios con mayor densidad de población, el acercamiento a /y desde) los medios de transporte de alta capacidad no se haga en bus, sino en tranvía. Dichos tranvías no necesitan tener una enorme capacidad, pero sí que deben tener como característica fundamental su fiabilidad, para lo que se debe cuidar que la separación con el tráfico sea efectiva. Un objetivo razonable sería un tranvía cada 5-7 minutos (o algo más en hora punta) con un retraso máximo de unos 30 segundos entre ellos.

Las líneas de la red deben favorecer la intermodalidad con el resto de medios de transporte. Debe ser cómodo transbordar a y desde el tranvía desde la red de Metro y Cercanías. A la vez, la red de tranvías debe rellenar en la medida de lo posible el "hueco" al que Metro y Cercanías no dan servicio. Y, finalmente, debido a su papel como medio de transporte céntrico, también se fomentará el acceso directo al centro desde el entorno cercano del mismo.

Obviamente, este tipo de cosa hay que pensárselo bien, pero para que os hagais una idea, aquí os dejo una propuesta inicial sobre la forma de organizar la red (en la que me he dejado bastantes horas de mi tiempo :D)



  • Línea T1 (Verde en el mapa adjunto): Nace en la futura estación de Cercanías de San Jerónimo. Continúa sobre la C/ Pez Espada y C/ Navarra hasta la glorieta de los Ferroviarios; sigue por la Av. San Jerónimo y Concejal Alberto Jiménez Becerril, sube por Isaac Peral hasta la Alameda, llega a la Campana, Magdalena, Plaza Nueva, Puerta de Jerez, Prado, San Bernardo, Ramón Carande, giro a General Merry y Avenida de la Paz. A mitad de la avenida gira a la izquierda, pasando por detrás del Centro Deportivo Hytasa, atraviesa el Cerro del Águila y Rochelambert hasta pasar el límite Oeste del Parque Amate; continúa pegado a este último por Santa Aurelia, sale brevemente a la A-92 y acaba en el futuro apeadero de Infanta Elena.
    Intermodalidad: San Jerónimo (Cercanías, T2); Alberto Jiménez Becerril (L4); Barqueta (T4); Campana (L2, T2, T3); Magdalena (T2, T3); Plaza Nueva/Archivo de Indias (T3); Puerta de Jerez (L1, T3, T4); Prado (L1, L3, T3); San Bernardo (L1, Cercanías); General Merry (L6); La Paz (L4); Amate (L1); Av. Andalucía (T5); e Infanta Elena (Cercanías, T5).


  • Línea T2 (Morada): También comienza en la estación de cercanías de San Jerónimo, pero en vez de internarse en el barrio se dirige a Pino Montano, que atraviesa por Corral del Agua. Después toma Manuel del Valle, Carretera de Carmona, María Auxiliadora, Encarnación, Campana, Magdalena y San Jacinto hasta llegar a la nueva estación de Cercanías de Triana, tras de lo cual sube por Alfredo Kraus, cruza Tablada y Los Gordales, continúa sobre la calle Asunción y acaba en Plaza de Cuba.

    Intermodalidad: San Jerónimo (Cercanías), Doñana (T5, L3), Mujer Trabajadora (T4), Carretera de Carmona (L4), María Auxiliadora (L3, T5), Puerta Osario (L2, L3, T3, T5), Encarnación (L2, T3), Campana (L2, T1, T3), Magdalena (T1, T3), Paseo de Colón (T4), San Jacinto (L4), Charco de la Pava (Cercanías), Alfredo Kraus (L1), Los Gordales (L4) y Plaza de Cuba (L1).


  • Línea T3 (Amarilla):Sale del Prado, continua hasta Puerta de Jerez, Plaza Nueva, Campana, Puerta Osario, Santa Justa, C/ Arroyo, cruza las vías por San Pablo, cruza Santa Clara y Jardín Este, llega al apeadero del Palacio de Congresos y continúa por Miguel Ríos Sarmiento para dar servicio a Sevilla Este.


    Intermodalidad: Prado (L1, T1), Puerta de Jerez (L1, T1, T4), Archivo de Indias/Plaza Nueva (T1), Magdalena (T1, T2), Campana (L2, T1, T2), Puerta Osario (L2, L3, T2, T5), Santa Justa (Cercanías, L2), San Pablo (Cercanías, L4), Palacio de Congresos (Cercanías, L2), Sevilla Este (L2).

  • Línea T4 (Marrón):Comienza en la Av. de la Mujer Trabajadora, sigue sobre Juan de la Salle y Miraflores, toma la ronda en dirección a la Barqueta, continúa sobre el Paseo de Colón hasta la Puerta de Jerez, toma la Palmera, pasa después a la Avenida de la Raza, Heliópolis, Los Bermejales y Pineda.


    Intermodalidad: Av. Mujer Trabajadora (T2), Juan de la Salle (L4), Ronda (L3, T5), Parlamento de Andalucía (L3), Barqueta (T1), Plaza de Armas (L2), Arjona (T2), Puerta de Jerez (L1, T1, T3), Palmera (L3, L4, T6), Bermejales (L3) y Pineda (Cercanías)


  • Línea T5 (Cyan):: Nace en la rotonda del Carrefour Macarena, baja por la Barzola, toma la Ronda hasta Luis Montoto, baja toda la Av. de Andalucía y acaba en el apeadero de Infanta Elena.

    Intermodalidad: Doñana (L3, T2), Barzola (L4), Ronda (L3, T4), Puerta Osario (L2, L3, T2, T3), Luis de Morales (ramal de conexión L1-L2), Cruz del Campo (T6), Los Arcos (L2), Infanta Elena (Cercanías, T1).

  • Línea T6 (Roja): Comienza en el cruce Ronda del Tamarguillo-Montes Sierra, continúa por la actual Cruzcampo, Av. Cruz del Campo, Av. Ciudad Jardín, Alcalde Juan Fernández, General Merry, Diego Martínez Barrios, Cardenal Ilundain, pasa por Reina Mercedes de cabo a rabo, Dr. García Tejero, sale brevemente a la Palmera, atraviesa Bami por Rafael Salgado y acaba en el apeadero de Virgen del Rocío.


    Intermodalidad: Montes Sierra (L2, L4), Av. Andalucía (T5), Gran Plaza (L1), General Merry (T1), Palmera (L3, L4, T4) y Virgen del Rocío (Cercanías, L4).


La idea de esta red es que se pueda prescindir casi totalmente de los autobuses como medio vertebrador del transporte de la ciudad. Así, como veis hay una alta densidad de líneas; prácticamente todos los sitios de la ciudad (polígonos y 3.000 aparte) tienen una parada de Metro, tranvía o Cercanías a menos de 500 m (como referencia de escala, Santa Justa mide unos 400 m de largo). Además, se aprovecha el carácter "amigable" del tranvía como medio para hacer transbordos, ya que va a nivel de calle y no hay que andar subiendo y bajando escaleras.

La idea de la red de tranvías no es unir puntos muy distantes entre sí, sino dar servicio, dentro de un barrio, de forma que los transportes de gran capacidad que le corresponden sean accesibles. Más allá del tramo central (justificado porque el Metrocentro también sirve para eso), no hay un intercambiador claro para los tranvías (para entendernos, no hay un Prado ni una Plaza Nueva como los de Tussam). Esto es porque el tranvía se entiende como método complementario a Metro y Cercanías, por lo que la posibilidad de hacer un recorrido enteramente en tranvía, aunque se ha tenido en mente, no ha sido la prioridad principal. Así que, en vez de centralizar los transbordos en intercambiadores, el papel de "intercambiador" lo juegan las líneas de Metro y Cercanías.

Por ejemplo, si alguien de Heliópolis quiere ir a San Jerónimo, cruzando Sevilla de lado a lado, tiene la opción de coger el T4 y transbordar a T1 en Puerta de Jerez, pero esta no es la mejor posible; es más rápido coger el T6 y transbordar en Virgen del Rocío a un cercanías (y quizá volver a transbordar a otro tranvía una vez allí). Así, la red de tranvías está pensada de forma que lleve rápidamente al (y del) punto de transporte de alta capacidad más cercano.

La línea 1, además de dar servicio al centro, une al mismo la estación de San Bernardo, posibilitando una conexión rápida cercanías-centro. También sirve al Porvenir y la Huerta de la Salud, uniéndolo a las Cercanías, la L4 y el centro comercial Los Arcos. Para el Cerro del Aguila y aledaños, posibilita la conexión con L1 y L4; y conecta también la zona de Santa Aurelia con la L1 y con el anillo de Cercanías. Para San Jerónimo, zona de expansión bastante marginada por el metro actual posibilita una conexión directa en superficie con el centro y con las Cercanías, y, vía transbordo a T2, une el barrio con Pino Montano.

La línea 2 cruza el centro de Este a Oeste y da servicio a la zona de Miraflores, acercándoles L2 y L3. Para Pino Montano actúa como apoyo al Metro y como conexión de las actuales urbanizaciones con el Cercanías. Por el otro extremo, da servicio al barrio de Triana, uniendo entre sí los dos nuevos transportes previstos para el mismo (Metro y Cercanías), y también extiende el rango de L1 y L4 por Los Remedios gracias al recorrido por Asunción. El trazado por Los Gordales está ahí para cuando la zona empiece a poblarse.

La línea 3 acerca Metro y Cercanías a Santa Clara y entorno. Sirve también de conexión directa entre Santa Justa y el centro, así como de refuerzo de las líneas del centro, ya que es de esperar que su recorrido (Prado-Puerta de Jerez-Encarnación-Pta. Osario) será de los más demandados del Metrocentro. Es además la línea idónea para dar un servicio complementario a Sevilla Este respecto a la L2, al igual que hace la línea morada por Pino Montano.

La línea 4 da servicio a núcleos densamente poblados del sur (Heliópolis y los Bermejales), uniéndolos a Metro y Cercanías con rapidez. También sirve de lanzadera para los universitarios de Reina Mercedes que necesiten ir al centro. El tramo del Paseo de Colón hasta la Barqueta y la Macarena lo preveo bastante ocupado :), mientras que la extensión por Manuel del Valle da servicio a Las Naciones y San Diego y es un claro candidato a extenderse cuando caiga el Polígono Calonge.

La línea 5 sirve de transporte complementario para barrios como La Candelaria que quedan entre los brazos de las líneas 1 y 2 de metro, a una distancia excesiva de ambas. También provee a la zona de la Buhaira y la Barzola de un transporte directo a Puerta Osario.

Y finalmente la T6 está pensada para dar servicio a un flujo, previsiblemente muy fuerte, de estudiantes entre Virgen del Rocío y Reina Mercedes (en el caso de que la L4 no vaya por allí). También conecta a Bami, densamente poblado, con la L3. Conecta el Porvenir con dos líneas de metro y el intercambiador de Gran Plaza, y da servicio al entorno de la misma. Para cuando tiren la Cruzcampo, la línea puede internarse por ahí para unirse a la conexión L2/L4 de Montes Sierra.

Yo creo que una red de este tipo sería una solución extraordinaria para los problemas de movilidad de la ciudad. Son un montón de kilómetros, pero tened en cuenta que el tendido de tranvía es sensiblemente más barato que el del Metro, y que tampoco se cruzan sitios muy sensibles desde el punto de vista patrimonial como para tener que andar con cosas raras. Además, es una forma de generar demanda para infraestructuras como el anillo de Cercanías.




La cuestión no es tanto eliminar el bus como cambiar los modos fundamentales de accesibilidad.

Si uno mira la forma en la que está planteado actualmente el transporte en Sevilla, observa dos cosas. La primera es que de intermodalidad no hay prácticamente nada; de hecho, los Cercanías apenas se usan. Todo el transporte se realiza exclusivamente en bus (entre otras cosas porque es lo que hay Lengua). La segunda cosa es que la red de bus está bastante descompensada, en el sentido de que la gran mayoría de sus líneas tienen como único objetivo llevar a la gente al centro. Ciertamente hay 40 líneas, pero de esas 40 sólo hay cuatro cuyo objetivo claro no sea llevar a la gente al centro sino unir barrios entre sí transversalmente (1, 2, 5 y 6, cuyos trazados, curiosamente, son ocupados casi completamente por el proyecto de Metro). El resto, circulares aparte, sirven única y exclusivamente para conectar barrios con el centro. Y, qué quereis que os diga, hay muchos otros sitios en la ciudad que también son grandes "atractores" (se podría argumentar que al mismo nivel que el centro) pero que no tienen, ni de lejos, la misma conexión que el mismo. Por ejemplo, Nervión no tiene ninguna conexión directa con el Norte de la ciudad, y la que tiene con el Sur es bastante pobre; la Gran Plaza, intercambiador entre muchas líneas de bus urbano y metropolitano, tampoco tiene conexión con el Norte y la del Sur es la misma que Nervión; de la Cartuja mejor ni hablamos, etc. Y la gente tiene muchas otras cosas que hacer que no sean ir a y desde el centro, y actualmente muchos recorridos barrio a barrio exigen transbordar en el centro. A la vez, hay muchos corredores (Pasarela, Constitución...) que están saturados de buses, de forma que al final acaban estorbándose unos a otros.

En un mundo ideal, es mucho mejor tener una estructura no tan radial, en la que haya pocas líneas (pero de alta capacidad) que vayan al centro y en la que haya un transbordo cómodo entre líneas, de modo que la carga quede más distribuida. El recorrido hacia y desde el centro que se ahorra se puede invertir en hacer multitud de líneas transversales, buses de barrio, etc. que lleven a la gente a las paradas de las líneas centrales y a los apeaderos de Cercanías. El problema es que, con el tráfico que hay, el autobús no es muy amigo de los transbordos. La parte central está colapsada, por lo que el servicio de bus es muy errático; a veces llega el autobús inmediatamente y a veces tarda mil años, etc. Cualquiera de vosotros que tenga que hacer dos transbordos o así pasando por la zona central sabrá que, en hora punta (cuando más interesa que funcione bien el transporte público), el tiempo que se tarda es una ruleta. Por este motivo los buses llegan hasta el mismo centro, contribuyendo de paso a que el colapso aumente.

Una vez el "nuevo orden de transporte" (Metro y Metrocentro) comience a funcionar, obviamente sus paradas se convertirán en centros de atracción importantes. Como ir de una a otra será bastante rápido y cómodo, será más importante llevar a la gente al Metro más cercano que al centro o a cualquier otro lado. Así que las líneas de buses se replantearán alrededor de las paradas, cumpliendo el papel de llenar el vacío existente entre las paradas (especialmente entre los "brazos" de L1, L2 y L3).

Sin embargo, esto sigue planteando el problema de la excesiva dependencia del tráfico de los buses, que los hace vulnerables a retrasos. Especialmente, hay corredores de los habitualmente colapsados por los que tendrán que seguir pasando buses (p. ej. Luis Montoto, San Francisco Javier...), con lo que la calidad de servicio sufrirá.

Lo que planteo es que, en vez de confinar el tranvía al centro, se extienda a otras zonas, formando una red secundaria (superpuesta a la primaria de Metro+Cercanías) que sirva para llevar a la gente a y desde las paradas de Metro y Cercanías. Además de su mayor velocidad comercial, lo mejor que tiene el tranvía frente al bus es su mayor fiabilidad. De modo que se acabaría estar esperando al 1 media hora en la carretera de Carmona para hacer un viaje de 1 km escaso y coger el Metro en la Ronda.

Por supuesto, a esta red secundaria se puede superponer otra de buses que una otros sitios. Una aplicación idónea para los buses es la de ser buses de barrio, que unan los barrios vecinos entre sí y con las paradas de Metro que les queden más cerca. Al estar lejos de la colapsada zona central, estos buses darían un servicio muy bueno. Alguno, lógicamente, podría llegar al centro, pero no casi todos como es el caso ahora.




Como propuesta que es hay muchas cosas que se pueden cambiar. Por ejemplo, se podrían intercambiar los tramos norte de las líneas cyan y morada, cambiar la roja si finalmente la L4 pasa por Reina Mercedes, etc. Pero esto es más bien por lanzar una idea para organizar el transporte público en la ciudad de acuerdo a la siguiente jerarquía:

1) Metro y Cercanías: Alta capacidad y frecuencia, soterrado en su mayor parte o en plataforma dedicada, mínima o nula interferencia del tráfico. Paradas cada ~700 m en el caso del Metro. Orientadas a cruzar la ciudad transversalmente de forma rápida. Transbordos cómodos entre ellas. Paradas en cada barrio densamente poblado y en el entorno del casco histórico, con al menos una parada en el "centro del centro" (Campana-Encarnación).

2) Tranvía: Capacidad y frecuencia medias-altas. Poca interferencia del tráfico. Paradas cada 300-400 m. Doble papel en su trazado: servir de puerta de entrada al centro, con recorridos norte-sur y este-oeste (yo propongo los ejes Pta. Jerez-Barqueta y Pta. Osario-San Jacinto como los más idóneos) y acercar Metro y Cercanías a más usuarios. Para ello, su recorrido debe tener, cada pocas estaciones, un transbordo a Metro y Cercanías. Idealmente deben cruzarse con al menos una estación de Cercanías y dos o tres de Metro de líneas distintas. Debe plantearse su paso por todas las grandes avenidas de la ciudad por donde no se prevé el paso del Metro. Algunas líneas de tranvía pueden servir como transporte alternativo para corredores por los que no pasa el Metro y por los que se supone que habrá bastante demanda, caso del Paseo de Colón y Torneo hasta San Jerónimo.

3) Bus: Debe restringirse su llegada hasta el centro, ya que para ello es necesario utilizar corredores muy saturados por el tráfico (alguno sí puede llegar, especialmente para barrios a los que Metro y tranvía les pillen muy mal, pero no 35 líneas como ahora). Si sus recorridos se llevan a cabo por otras rutas menos saturadas (entre barrios), su calidad de servicio crecerá enormemente. Así que la mayoría de las líneas deben jugar ese papel, sirviendo de lanzaderas a las paradas de Metro y Cercanías (no hace daño tener también algún transbordo al tranvía, pero no basta con ello) y recorriendo dos o tres barrios vecinos.

El objetivo ideal es que el 80% o 90% de habitantes tengan a menos de 300-400 m de casa (4 o 5 minutos andando) una parada de un medio de transporte público eficiente. Para aquellos a los que Metro y Cercanías les pillen lejos, este transporte debe ser un tranvía o bus de barrio. El tipo exacto de transporte da más o menos igual mientras sea fiable (pase cada 5 minutos o así, sin verse excesivamente influido por el tráfico) y permita llegar a la red de Metro en un tiempo corto (4-5 minutos). Yo prefiero el tranvía al bus para los corredores ocupados porque es algo más rápido y porque va algo más separado del tráfico, con lo que tendrá una mejor eficacia.

Con este paradigma, en el peor de los casos (paradas de llegada y destino de tranvía y en extremos opuestos de la ciudad, de modo que es necesario tranvía+Metro/Cercanías+tranvía) uno echa 5 minutos esperando tranvías + 10 minutos en tranvías + 2 minutos esperando al Metro/Cercanías + 15-20 minutos en Metro (unas 8-10 paradas, 5-7 km) = unos 35 minutos en cruzar la ciudad, tiempo sensiblemente mejor que el actual (la mejor oferta comparable es el 1, que tarda casi una hora, y en hora valle pasa cuando le da la gana).

No me cansaré de decir que es más importante la fiabilidad que el tiempo de paso. Si el bus tarda 4 minutos, pero la mitad de las veces tarda 20 minutos en pasar, prefiero con mucho un tranvía que tarde 6 minutos en llegar y pase cada 5 como un reloj. Y también que el cometido de la red secundaria y terciaria debe ser acercar a la gente al Metro; por eso los tranvías de mi red propuesta no se preocupan mucho de unir puntos distantes en línea recta, sino de llevar a la población al Metro de la forma más rápida posible.

Por último, hay dos actuaciones para la red de Cercanías que vendrían muy bien. La primera sería meter una parada sólo de cercanías en Buhaira, que diera servicio al barrio de San Bernardo, Huerta del Pilar y La Calzada. Y segundo, ampliar la capacidad de la entrada Sur. Una posibilidad es ampliar el túnel a cuádruple vía, pero si tuviera una gran cantidad de dinero y tiempo libre, yo metería un túnel a gran profundidad desde Santa Justa hasta la Alameda, donde pondría una parada de Cercanías con transbordo a Metrocentro (tendría que ir muy profunda, pero siendo de Cercanías no es tan importante como si lo fuera de Metro) y luego continuaría ese túnel hacia el Sur. Así habría un itinerario alternativo para las líneas de Cercanías, descargando un poco la entrada Sur, y de paso habría una estación de Cercanías en pleno centro. (Obviamente esto no va a ocurrir, pero soñar es gratis :P)

domingo, 26 de agosto de 2007

Estudio sobre la red de tranvías en Sevilla - 1

Idea

Si fructifican todos los proyectos que actualmente están en desarrollo, la conurbación de Sevilla contará en un horizonte de 5-10 años con una red ferroviaria de transporte bastante potente. Los ejes de esa actuación son fundamentalmente dos. Por un lado, la red de metro (que consta de cuatro líneas, según trazado aprobado en 2002), junto a los diversos tranvías y carriles bus alimentadores de la misma (MetroAljarafe, plataforma de Camas, conexión Dos Hermanas, conexión Alcalá). Por otro lado, la red de Cercanías, con la notable mejora de la frecuencia de las líneas C-1 y C-4 a su paso por la ciudad, la recuperación de la línea C-2, la creación de la línea C-5 y la construcción de nuevos apeaderos hasta llegar a los 16 dentro de la ciudad.

Por la fisonomía de esa red, sin embargo, existe un área de atracción (tanto urbana como metropolitana) de gran interés cuya cobertura no es óptima, que no es otra que la zona del Centro Histórico. Definido por el trazado de las antiguas murallas (Puerta de Jerez-San Fernando-Ronda Histórica-Barqueta-Torneo-Paseo de Colón), el Centro Histórico concentra una importante actividad comercial, económica, turística, cultural y administrativa, contando, además, con varios importantes intercambiadores de transporte en su entorno inmediato. Sin embargo, la accesibilidad al mismo con la red de Metro y Cercanías prevista puede calificarse de mediocre, ya que, aunque hay gran cantidad de paradas periféricas, sólo hay prevista una estrictamente dentro del mismo (L2 de Metro en el entorno de la Encarnación). Para más inri, esta parada tiene el problema adicional de que no ofrece una conexión cómoda a la L1 de Metro, exigiendo dos transbordos para alcanzar sitios como Plaza de Cuba, el Aljarafe Sur, Nervión, Gran Plaza o la UPO.

Para tratar de solventar esta deficiencia, el Consistorio de la ciudad propone la introducción de una red de tranvías en el centro histórico. Llamado Metrocentro, el proyecto incluye la conexión de los intercambiadores de Santa Justa, Prado, Puerta Osario y San Bernardo con puntos del centro histórico como Plaza Nueva, el Duque, la Alameda o Puerta Barqueta. Como añadido a la introducción del tranvía, se expresa la intención de avanzar en una política de peatonalización y reordenación del centro para hacerlo menos agresivo para el paseante y ciclista, a la vez que se garantiza la accesibilidad en transporte público al mismo.

La primera fase del Metrocentro, actualmente muy cercana a su apertura al público, va desde el Prado de San Sebastián, donde conecta con L1 y la futura L3, hasta Plaza Nueva, con paradas intermedias en San Fernando y el Archivo de Indias. El primer beneficio de su implantación, que ya disfrutan los ciudadanos, es el espectacular cambio de fisonomía del entorno por el que atraviesa, que ahora ha quedado totalmente peatonalizado. En un futuro, se prevé dotarlo con una conexión con Cercanías a través de extenderlo unos metros por la Pasarela hasta San Bernardo, así como abordar la construcción de una segunda rama de Metrocentro que, desde Santa Justa, alcance Puerta Osario, Encarnación, Duque y desde ahí la Alameda y Puerta Barqueta. La posibilidad de conectar ambas ramas está ahora mismo en estudio, si bien están encontrándose dificultades debido a las características de las calles más céntricas de la ciudad.

En el presente documento se analizan en detalle los problemas a los que la red de Metrocentro se enfrenta, así como las oportunidades que tiene la red para resolver problemas de accesibilidad urbana a los que el Metro y el Cercanías no dan una respuesta completa. Se hará también un repaso de los corredores por los que podría pasar el tranvía y de sus ventajas e inconvenientes asociados. Finalmente, se harán varias propuestas de red en las que se trata de evitar en lo posible los puntos problemáticos mientras se maximiza la utilidad de la red para los ciudadanos en el contexto más amplio de los modos de transporte urbano y metropolitano de Sevilla.

Oportunidades y problemática

Hay una gran cantidad de retos a los que se enfrenta el diseño de una red de tranvías para el área central de Sevilla. Por un lado, hay retos negativos, como la saturación o la fisonomía de algunas calles, que dificultan la búsqueda de corredores adecuados para las líneas a través de ciertos puntos (por ejemplo, el caso de la conexión Plaza Nueva-Duque). Por otro lado, también hay muchas áreas de oportunidad en las que el tranvía puede mejorar apreciablemente la movilidad del área y de la red metropolitana en su conjunto; estas áreas constituyen lo que se podría denominar "retos positivos".

Los retos positivos tienen dos orígenes fundamentales. Uno, el carácter complementario del tranvía con otros medios de transporte (metro, cercanías, bus urbano, metropolitano y de media-larga distancia) hace necesario cuidar la intermodalidad entre el tranvía y éstos; más aún, el tranvía puede convertirse en una alternativa para ciertos itinerarios no optimizados en la red de metro, para los que puede presumirse una fuerte demanda. Y dos, la fisonomía del centro y de su periferia inmediata convierte al tranvía en una buena solución para garantizar la accesibilidad de algunos puntos que quedan con una cobertura deficiente con la red de metro y cercanías prevista, como Barqueta o Plaza Nueva.

La red ideal debe evitar todos los problemas y dar una excelente respuesta a todas las áreas de oportunidad. Desgraciadamente, en la vida real las soluciones perfectas no suelen existir, de modo que es necesario encontrar alguna de compromiso. En cualquier caso, es de interés cuantificar y clasificar estos retos para tenerlos en mente en el desarrollo y evaluación de cada red propuesta. Tener un listado sobre el que reflexionar nos ayudará a escoger las mejores alternativas y a señalar los posibles problemas que cada una presente.

Negativos
  • Problemas físicos: Hay dos condicionantes clave a la hora de diseñar el recorrido de un tranvía: el ancho del tren y el radio de giro mínimo del mismo. A las medidas de referencia del tranvía hay que añadir un cierto margen de seguridad, así como un ancho adecuado para el resto de usuarios de la vía (peatones, ciclistas, transporte público, vehículos de emergencia o residentes con plaza de garaje) y otros usos urbanos (contenedores, catenarias y zonificación de carga y descarga). Esto hace inviables los trazados que atraviesen calles demasiado estrechas o esquinas demasiado cerradas.

  • Vía simple: Los tramos de vía simple a compartir entre ambos sentidos de circulación son cuellos de botella de la red, ya que limitan la frecuencia máxima de paso de los trenes (el tiempo mínimo entre dos trenes consecutivos es el doble del tiempo que tarde en recorrerse el tramo, mas un margen de seguridad) y, por tanto, reducen la capacidad de la misma. Idealmente, un corredor tranviario de alta capacidad no debe tener ningún tramo en vía simple.

  • Cruces a nivel: Un cruce con el tráfico introduce limitaciones en la capacidad de la red, marcadas por la cadencia del ciclo semafórico. Además, si no se coordinan los semáforos para priorizar al tranvía, también es una fuente de detenciones para el mismo, lo que afecta a la fiabilidad del servicio y a la imagen que de él tenga el viajero. Finalmente, el incivismo de algunos conductores puede dar lugar a bloqueos y accidentes que afecten seriamente a la calidad del servicio. Similares condicionantes, aunque mitigados por el mejor control que puede ejercerse, se aplican a los cruces y bifurcaciones entre dos líneas de tranvía, salvo que no se hagan al mismo nivel.

  • Redistribución del tráfico privado: Debido a la ocupación de buena parte de la calzada, el tranvía forzosamente lleva aparejada una reordenación de la movilidad en el entorno que atraviesa. En algunos lugares, esta reordenación se reduce a ocupar una mediana o eliminar una banda de aparcamientos, pero en otros resulta mucho más profunda, eliminando el tráfico privado total o parcialmente (como ha ocurrido con San Fernando o Av. Constitución). Esto plantea la necesidad de redefinir los flujos de tráfico para garantizar la accesibilidad de residentes, vehículos de emergencia y transporte público a las zonas afectadas. En calles que actúan como colectores, en las que apenas hay continuidad entre las calles perpendiculares a las mismas (como San Jacinto), esta redefinición resulta bastante compleja. En la extensión del tranvía a zonas más periféricas, el problema es la posible ocupación del viario de alta capacidad (Ronda del Centro Histórico o vías radiales de conexión) definido en el PGOU. Si bien el tranvía es perfectamente compatible con una vía de este tipo, para que el citado viario pueda absorber el tráfico que se le prevé no deben eliminarse carriles de circulación.

  • Coincidencia con líneas de Metro: Buena parte de los corredores propuestos en las fases uno y dos del Metrocentro coinciden con L1 o L2 en su trazado. Es deseable que el solapamiento Metro-tranvía (o Cercanías-tranvía) sea lo menor posible, para que la relación entre ambos medios de transporte sea de complementariedad y no de competitividad. Como quiera que los corredores definidos por las líneas de Metro son muy atractivos para un servicio de tranvía, es necesario buscar alternativas para el trazado tranviario que no los ocupen totalmente.




Positivos (áreas de oportunidad)
  • Conexión de los intercambiadores de transporte: En el área central de la ciudad se ubican tres intercambiadores de transporte de gran importancia: Prado de San Sebastián, Santa Justa y Plaza de Armas. Es de esperar que haya una fuerte demanda de movilidad entre estos tres núcleos. Sin embargo, el proyecto de Metro únicamente conecta de modo directo los dos últimos, mientras que el Prado necesita de un transbordo en Puerta Osario para acceder a cualquiera de los otros dos. Un objetivo deseable es la unión de estos intercambiadores de modo directo y competitivo con el transbordo. Esto ayudará a evitar el colapso de la estación de Puerta Osario y simplificará la conexión de rutas en Sevilla.

  • Tramado L1-L2: Sorprendentemente, la red de metro aprobada para Sevilla no incluye un cruce entre las líneas 1 y 2, que discurren en sentido Este-Oeste. Como resultado, transbordar entre ambas líneas resulta bastante molesto, dependiendo de un transbordo adicional intermedio a alguno de las cinco rutas Norte-Sur que las conectan (de metro, Prado-Puerta Osario [L3], Torretriana-Príncipes [L4] y Av. Andalucía-Mayo [L4]; de Cercanías, Palacio de Congresos-Guadaira [C-4] y Santa Justa-San Bernardo [C-1, C-4]). Se han propuesto varias posibilidades para subsanar este inconveniente; entre ellas, la que parece más equilibrada es intercambiar L1-L2 bajo San Francisco Javier, de modo que ambas líneas se cruzaran en forma de X (Mairena-Sevilla Este y Torretriana-Montequinto) con Santa Justa en el centro. Sin embargo, esta solución no parece viable a corto-medio plazo debido al proceso burocrático de aprobación de la red y al (presumiblemente) diferente modelo de explotación de L1 y L2. La alternativa que se propone es usar la red de tranvías para garantizar, al menos en la zona central, el acceso a cualquier estación de una de las líneas desde la otra, de modo que el transbordo intermedio queda eliminado. Debido al pequeño número de estaciones de la L2 en el centro (Santa Justa, Puerta Osario, Encarnación, Plaza de Armas y Torretriana), y al hecho de que dos o tres de ellas (Puerta Osario, Puerta Triana, y, dependiendo de la frecuencia final del corredor de Cercanías, Santa Justa) ya disponen de un transbordo cómodo desde L1, el modo aparentemente más sencillo de conseguirlo es conectar, del modo más rápido posible, la L1 de Metro con las estaciones de Encarnación y Plaza de Armas.

  • Unión Santa Justa-Nervión: Una posible unión de estas dos estaciones discurriría por la que es probablemente la zona de mayor densidad comercial de la ciudad. La distancia es corta, el potencial de captación de viajeros es muy grande debido a los grandes centros comerciales y de ocio del recorrido, y serviría como otro puente entre la L1 y todo el complejo de Santa Justa (L2, Cercanías, Regionales y AVE). La solución obvia (trayecto por Kansas City y Luis de Morales) tiene el problema de que son avenidas muy saturadas y que forman parte de la Ronda del Centro Histórico, por lo que reducir carriles en ellas no es aconsejable. Aparte de la posibilidad de hacer el recorrido en subterráneo, la remodelación del cruce Kansas City-Luis Montoto ---introduciendo un paso subterráneo en para esta última--- podría ayudar a la fluidez del tráfico, haciendo viable la introducción de este ramal.

  • Interconexión con la L4 y periferia: En el proyecto de Metrocentro presentado no hay ni un sólo punto de transbordo a la línea 4, aunque varios extremos de la red (Barqueta, en particular) quedan cerca. Para evitar transbordos, aumentar la sinergia Metro-tranvía, y proveer de alternativas a las líneas transversales de Metro para la penetración al centro, es deseable extender el rango del Metrocentro hasta la conexión con la línea 4. Estas extensiones pueden ir por grandes avenidas en las que el problema del ancho de las calles desaparece y donde el tranvía podría tener una alta velocidad comercial y fiabilidad. Las posibilidades más sencillas son José Díaz/Leal Castaño desde Barqueta (por Torneo), Tamarguillo desde San Bernardo (por Pirotecnia-General García de la Herranz-Avenida de la Paz) y San Pablo desde Santa Justa (por Kansas City o Pablo Iglesias y prolongación). Más complejas, aunque aún dignas de estudio, son el apeadero de Cartuja desde Barqueta (por una eventual pasarela nueva que embocase Marie Curie), Puerta Triana desde Plaza de Armas (por la pasarela de Puerto Triana) o Ronda de Triana desde Magdalena (por San Jacinto). Estas extensiones a la L4 pueden extenderse a su vez para dar un servicio de transporte público fiable a zonas "huérfanas" de Metro (San Jerónimo, por ejemplo), o para conectarse con las estaciones de Cercanías del anillo de la C-4 (Buen Aire, Pítamo...), el sistema de tranvías de la periferia (MetroEste o un eventual tranvía para el Paso Territorial Sur) o las estaciones externas de las líneas transversales de metro.

  • Nuevas peatonalizaciones: La peatonalización de la Avenida de la Constitución, Puerta de Jerez, Plaza Nueva y calle San Fernando que la fase 1 del Metrocentro ha llevado aparejada es, sin ninguna duda, la actuación sobre el centro de mayor beneficio e impacto para los ciudadanos de los últimos tiempos. A la vista de este éxito, puede aprovecharse el tranvía para "exportar" este nuevo modelo urbano basado en la peatonalización y en la accesibilidad en transporte público ferroviario a otras zonas del centro, como el eje Puerta Osario-Duque-Alameda o incluso San Jacinto.


  • Nuevos núcleos de accesibilidad: La red de tranvías puede ser una solución idónea para proporcionar un transporte público eficiente a varias zonas del centro que no están bien cubiertas por el Metro. El proyecto actual ya prevé llegar a las más importantes: Barqueta, Plaza Nueva, Duque y Alameda. Un reto interesante, aunque quizá imposible técnicamente, sería encontrar un corredor adecuado para el área de la Macarena entre San Luis y Feria, que se encuentra en una tierra de nadie en la que muchas estaciones quedan a una distancia media (L3, L2 y Metrocentro) pero ninguna a una distancia auténticamente de proximidad.


  • Conexión de los nuevos núcleos de accesibilidad: Llevar el tranvía a los nuevos núcleos de los que se habla en el epígrafe anterior sólo es la mitad del problema. La otra mitad es conectarlos de forma eficaz entre sí, con las líneas de Metro del entorno y con los intercambiadores de transporte principales del área (Santa Justa, Plaza de Armas y Prado). Una red de tranvía que una rápidamente todos estos puntos entre sí es más útil, evita transbordos y ahorra tiempo de viaje.


  • El tranvía como focalizador de la atención: Una parada de Metro o tranvía específica para un hito urbano realza la importancia del mismo y aumenta su publicidad. Debido a la reputación de eficacia y rapidez del transporte ferroviario, la percepción de cercanía y de accesibilidad por parte de los visitantes (y de los propios ciudadanos) es mucho más fuerte cuando existe una parada cerca. Por este motivo, quizá habría que plantearse dotar de un apeadero al Museo de Bellas Artes o a Metropol Parasol, por citar dos ejemplos, así como apostar por la integración en la red de tranvía de todos los nuevos hitos arquitectónicos que se construyan y no cuenten en su entorno con una parada previa de Cercanías, Metro o Metrocentro.


  • Aumento de la densidad de paradas: La eventual compartición del corredor entre Metro y tranvía, que antes apuntábamos como negativa, puede estar justificada si hay una diferencia apreciable en el número de paradas. El ejemplo más notable es el corredor Santa Justa-Plaza de Armas de la L2 de Metro, en el que únicamente se ubican dos paradas intermedias (Puerta Osario y entorno de la Encarnación) cuando puede presumirse una demanda lo suficientemente fuerte como para justificar, al menos, un tranvía en muchos otros sitios del recorrido (por ejemplo, un posible trazado Santa Justa - José Laguillo - Puerta Osario - Escuelas Pías - Encarnación - Duque - Museo - Plaza de Armas arroja seis estaciones intermedias). En este caso, disponer de ambos medios de transporte con transbordos adecuados entre ellos garantiza la máxima accesibilidad en la zona central (debido a la alta densidad de paradas del tranvía) y la rapidez y fiabilidad para el viaje transversal (debido a las escasas paradas del Metro subterráneo).


  • Balance de los transbordos en Santa Justa: A medio plazo, Santa Justa se convertirá en un intercambiador de transporte de primera importancia, añadiendo a su actual papel el de intercambiador de las nuevas líneas de Cercanías y la nueva estación de autobuses entre sí y con el Metro. Estos ambiciosos planes de expansión contrastan con el hecho de que una estación de tren pensada para la media y larga distancia no es la más adecuada para los transbordos asociados a viajes urbanos. Si comparamos, por ejemplo, un transbordo en Santa Justa al metro con el que se haría en San Bernardo, tenemos que en la primera los andenes son demasiado largos y están más lejos de la puerta (lo que penaliza la accesibilidad a los mismos y aumenta el tiempo de transbordo), y que la distancia presumible entre ellos y el Metro es también menos favorable. Este hecho, unido a que con los actuales planes hay una gran cantidad de combinaciones de transporte que requieren forzosamente un transbordo en Santa Justa (p. ej. la conexión de las líneas C-2, C-5 o tren del Aeropuerto con la C-4 y casi cualquier línea de metro), convierte a Santa Justa en candidata clara a ser un cuello de botella de la red como ha ocurrido con Atocha en Madrid.

    El tranvía, de por sí, poco puede hacer para resolver este problema. Sí existe, sin embargo, una actuación muy beneficiosa para la red, recogida en el PGOU, que es la construcción del apeadero de cercanías de San Pablo. Una posible fisonomía del apeadero sería una estación sencilla con un ancho andén central, en la que parasen todos los trenes de Cercanías y con un acceso cómodo al nivel superior donde se ubicaría la parada de la L4 de Metro. De esta forma, se provee de una alternativa competitiva para los transbordos entre líneas de Cercanías (ya que todas pararían en el apeadero y el transbordo consistiría, en el peor de los casos, en cruzarse de andén) y para la conexión entre estas y la L4 que evita pasar por Santa Justa. Pues bien, una extensión del tranvía a este apeadero (que ya se apuntó anteriormente como posibilidad para alcanzar la L4 desde el Metrocentro) también ayudaría a aliviar los transbordos realizados en Santa Justa, ya que, aunque el tiempo invertido entre el apeadero y la estación sea menor en Cercanías que en tranvía, la comodidad e inmediatez del transbordo lo compensa. Del mismo modo, una prolongación del ramal Santa Justa-Alameda-Barqueta que alcanzase San Bernardo proveería de un punto de transbordo más cómodo que Santa Justa para los usuarios de C-1 (provinientes del Sur) y C-4. Todas estas actuaciones ahorrarían multitud de transbordos innecesarios en los andenes de Santa Justa, asegurando así que la estación estará preparada para absorber la nueva demanda provocada por las líneas de AVE regional, el tren del Aeropuerto y los transbordos desde la estación de autobuses.


  • Definición de corredores tranviarios de alta capacidad: Por la propia fisonomía de la red, la frecuencia máxima de paso de cada línea de tranvía estará condicionada por los posibles cruces con el tráfico y tramos en vía simple. Si bien éstos son inevitables al paso por el centro, también es cierto que en la periferia inmediata del mismo se encuentran avenidas (caso de la Pasarela o la Buhaira) donde es perfectamente posible construir una plataforma de doble vía y regular los semáforos para que la frecuencia máxima de paso de tranvías sea notablemente más alta. En estos casos, varias de las líneas de tranvía que tienen su frecuencia limitada por los tramos más céntricos pueden compartir el mismo corredor, entrelazándose para que los servicios queden bien espaciados. En los casos en los que estos corredores unan puntos entre los que puede presumirse una fuerte demanda, pero cuya conexión prevista es mejorable (p. ej. unión L1-L2 entre San Bernardo y Santa Justa; de hacerse en Cercanías, es previsible que el tiempo de espera supere el tiempo de viaje, y la llegada a Santa Justa para conectar con Metro o Metrocentro tiene los problemas de accesibilidad que arriba se indicaron), un tranvía con la frecuencia doblada o triplicada respecto a una línea "normal" es una solución excelente que ofrecer a los usuarios del transporte público.